La muerte de Jesús no ha sido una ruptura con la historia… Jesús y el Padre se han instalado en el fondo de la vida y desde ahí, con la fuerza de su Espíritu, están haciendo la gran obra de transformación de lo humano. Este es el gran don del resucitado: su presencia en la historia. Una historia con el Espíritu dentro, ésa es la visión creyente que tenemos de la existencia.
También este domingo la liturgia nos propone un fragmento del discurso de despedida de Jesús a sus discípulos.
Jn 14, 23-29
Jn 14, 23-29
Jesús le contestó: «El que me ama guardará mi doctrina, mi Padre lo amará y mi Padre y yo vendremos a él y viviremos en él. El que no me ama no guarda mi doctrina; y la doctrina que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado».
«Os he dicho estas cosas estando con vosotros; pero el defensor, el Espíritu Santo, el que el Padre enviará en mi nombre, él os lo enseñará todo y os recordará todo lo que os he dicho». «La paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da, os la doy yo. No estéis angustiados ni tengáis miedo. Ya sabéis lo que os he dicho: Me voy, pero volveré a estar con vosotros. Si me amáis, os alegraréis de que me vaya al Padre, porque el Padre es mayor que yo. Os lo he dicho ahora, antes que suceda, para que cuando suceda creáis.
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