Ongi etorri!

Ongi etorri denoi ! Os damos la bienvenida al blog de la parroquia de San Francisco Javier. Este año 2015, hemos celebrado las bodas de oro, realizando el sueño de nuestro anterior párroco, D. Juan María Bautista, de renovar y embellecer la fachada. Estamos seguros de que el Señor Jesús por intercesión de nuestra amatxu de Begoña y San Francisco Javier nos ayudará a construir la parroquia que necesitamos para celebrar nuestra fe, crecer como cristianos y contagiar la alegría de sentirnos hijos de Dios a nuestra familia, a nuestro barrio y a nuestra sociedad.

sábado, 11 de junio de 2016

11º domingo tiempo ordinario-C / 11. domeka denbora arrunta-C

Eta emakumeari esan zion:
- «Barkatuak dituzu bekatuak».

Lucas 7,36—8,3
En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: - «Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora,»

Jesús tomó la palabra y le dijo: - «Simón, tengo algo que decirte.» El respondió: — «Dímelo, maestro.»

Jesús le dijo: «Un prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Cómo no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?»

Simón contestó: - «Supongo que aquel a quien le perdonó más.» Jesús le dijo: - «Has juzgado rectamente.»

Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: - « a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. »"Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama.»

Y a ella le dijo: - «Tus pecados están perdonados.»

Los demás convidados empezaron a decir entre si: - « es éste, que hasta perdona pecados?» Pero Jesús dijo a la mujer: — «Tu fe te ha salvado, vete en paz.»

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