Ongi etorri!

Ongi etorri denoi ! Os damos la bienvenida al blog de la parroquia de San Francisco Javier. Este año 2015, hemos celebrado las bodas de oro, realizando el sueño de nuestro anterior párroco, D. Juan María Bautista, de renovar y embellecer la fachada. Estamos seguros de que el Señor Jesús por intercesión de nuestra amatxu de Begoña y San Francisco Javier nos ayudará a construir la parroquia que necesitamos para celebrar nuestra fe, crecer como cristianos y contagiar la alegría de sentirnos hijos de Dios a nuestra familia, a nuestro barrio y a nuestra sociedad.

viernes, 25 de marzo de 2016

Larunbat Saindua / Sábado Santo

12:00 Oración junto al Sepulcro
21:00 VIGILIA PASCUAL



Notas para fijarnos en Jesús y el evangelio Jn 18,1-19,42

· El relato de la pasión de Jesús en el cuarto evangelio es una enérgica afirmación de su identidad. A los que le buscan, Jesús les dice: «Yo soy», fórmula frecuente en Juan, y que estos dos capítulos repiten muchas veces. 

· Enfrentamiento con Pilato: De inicio, Juan hace notar que, siendo la fiesta de la Pascua, los judíos «no entraron en el pretorio por no incurrir en impureza». Esto obliga a Pilato a un constante vaivén en el que su figura se desgasta y disminuye en la medida en que crece la de Jesús.

· Pilato aparece en escena seguro de sí y de su poder. Al comienzo ni siquiera quiere hacerse cargo del acusado. Luego, displicente, le pregunta a Jesús: «¿Eres tú el rey de los judíos?» (18,33). La respuesta la hemos aprendido todos desde niños: «Mi reino no es de este mundo» (18,36). Esta afirmación no significa, como a veces se pretende, que el reino de Dios nada o poco tiene que ver con la historia humana; ello no corresponde al conjunto del evangelio. Cuando pedimos «venga a nosotros tu reino» estamos diciendo que llegue a nuestra historia, y al mismo tiempo sabemos que está más allá de ella. Con «mi reino no es de este mundo» Jesús dice a Pilato: Mi reino no es como el que tú conoces, como el mundo que tú representas; pero es un reino que incide también en el presente. Pilato parece haberlo entendido, pues pregunta: «Conque, ¿tú eres rey?». Jesús no lo niega: «Tú lo estás diciendo, yo soy rey». Pero su reino no es de dominación como el del César, sino de servicio. Son dos maneras de entender la historia y la globalidad de la existencia humana.

· Los judíos hacen que el funcionario romano escoja entre Jesús y el César y lo que significan. Antes, Pilato les había hecho elegir entre Jesús y Barrabás; ellos le proponen ahora una decisión de otra envergadura, arriesgada además para el procurador. Como tantos hoy, también Pilato opta por el poder temporal y por la prebenda. El servil Pilato ordena la crucifixión del Nazareno. Y la cruz, signo de su entrega y amor, se convierte en el trono de su reino de servicio. Cuando Jesús es llevado a la muerte, aparentemente vencido, Juan lo presenta erguido y victorioso.

· Vapuleado y con el rostro desfigurado, Jesús, como el siervo de Yavhé, del que nos habla Isaías, «asombrará a muchos pueblos; y ante él los reyes cerrarán la boca» (Is 52,15).

Desde la cruz nos llama a amar hasta el extremo. En la solidaridad con todos, y en especial con los más marginados, podemos, hoy y siempre, acoger el reino que vino a traernos Jesús.

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