Hirurogei eta hamabi ikasleen misioa eta bidean ipini aurretik Jesusen oharrak kontatzen dizkigu Lukas ebanjelariak. Oharrak zuzenak eta argiak dira: pobretasuna eta bakearen mezulariak izatea.
«Algún tiempo después designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les dijo:
-La mies es abundante y los braceros pocos; por eso, rogad al dueño que mande braceros a su mies. ¡En marcha! Mirad que os mando como corderos entre lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no os paréis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, lo primero saludad: "Paz a esta casa "; si hay allí gente de paz, la paz que les deseáis se posará sobre ellos; si no, volverá a vosotros. Quedaos en esa casa, comed y bebed de lo que tengan, que el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed de lo que os pongan, curad a los enfermos que haya y decid: "Ya os llega el reinado de Dios". Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a las calles y decid: "Hasta el polvo de este pueblo que se nos ha pegado a los pies nos lo limpiamos, ¡para vosotros! De todos modos, sabed que ya llega el reinado de Dios". Os digo que el día aquel le será más llevadero a Sodoma que a ese pueblo.
[¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Porque si en Jiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que habrían hecho penitencia cubiertas de sayal y sentadas en ceniza. Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿piensas encumbrarte hasta el cielo? Bajarás al abismo.
Quien os escucha a vosotros, me escucha a mí; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.]
Los sesenta y dos volvieron muy contentos y le dijeron:
-Señor, hasta los demonios se nos someten por su nombre.
Él les contestó:
-¡Ya veía yo que caería Satanás de lo alto como un rayo! Mirad: Os he dado potestad para pisotear serpientes y escorpiones y sobre todo el ejército del enemigo; y nada podrá haceros daño. Sin embargo, no sea vuestra alegría que se os someten los espíritus; sea vuestra alegría que vuestros nombres están escritos en el cielo.
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